LA PRESENTACIÓN

Asistí, el pasado 24 de enero, a la presentación de los nuevos directores y directoras de los centros culturales de Madrid Destino. No sé bien cómo describir el acto: raro, triste, no exento de tensión (y no por mi parte, que yo soy muy tranquilo). En todo caso muy mal planteado, como casi todo lo que hace este Ayuntamiento en materia de cultura, porque si lo que se pretendía era que la comunidad cultural de Madrid (de haberla) conozca a los nuevos responsables de estos espacios, organizar una fiesta restringida ya está marcando una pauta que la promesa de “apertura” de los mismos no va a desmentir.

Antes de nada debo decir que encuentro muy positivo que se haya convocado un concurso público y estoy seguro de que el proceso ha sido absolutamente limpio. Soy testigo, porque me presenté a la dirección de Matadero, aunque con mero afán testimonial. Pero contra todo pronóstico llegué a las semifinales, a la entrevista con el comité de expertos. La verdad es que habría sido una broma que me eligiesen a mí, aunque no habría aceptado un cargo de dirección para el que no puedo elegir mi propio equipo. Tampoco un cargo de dirección en Madrid Destino, ni menos aún para un sitio como Matadero, en fin, pero ver la cara alegría de algunas buenas amigas que trabajan allí, al recibir la noticia de que iba a ser su jefe, eso no habría tenido precio. Mi proyecto lo publicaré, que para eso lo redacté y presenté, cuando consiga entrevistar a la ganadora, Rosa Ferré (aprovecho para pedir la entrevista) o al menos pueda leer su propuesta.

Éste es otro aspecto positivo: el Ayuntamiento va a publicar los proyectos ganadores. Hasta ahora los proyectos museológicos han sido secretos, tanto del de Manuel Borja Villel para el Reina como el de Manuel Segade para el CA2M. Cuando me dijeron que este último era secreto, lo primero que pensé es que a lo mejor era muy malo y les daba vergüenza publicarlo. No sé. Me dicen que los proyectos los conoceremos a medida que se desarrollen, pero a mí me parece que es como si un partido político guardase en secreto su programa, porque ya veríamos en qué consistía según vayan gobernando. Los ciudadanos tenemos derecho a saber qué se pretende hacer con y en nuestras instituciones, ya que las pagamos nosotros. Y si no publican los proyectos, lo que nunca sabremos no es sólo si el proyecto era un disparate, sino si los políticos respetaron la propuesta ganadora, o si presionaron al director hasta plegarlo a sus intereses.

En segundo lugar, el Ayuntamiento por fin a regularizado la situación anómala de estos centros. Ahora Madrid llegó al Ayuntamiento con un programa de cultura de 105 palabras (a la vista está). Cuando entrevisté a Guillermo Zapata1 en un ya muy lejano mes de abril de 2015, le pregunté qué iban a hacer con las instituciones culturales que heredaban de Gallardón. Me respondió: “vamos a discutir colectivamente qué hacemos con ellos para darles el uso que deben tener”. Bien, dos años después ha habido muy poca discusión. Los centros se mantuvieron en una especie de interinidad, con muy pocos recursos, hasta que se ha hecho esta convocatoria. Todo está muy bien, pero flota en el aire un aroma rancio a fracaso, tan madrileño.

Volviendo a la presentación, lo segundo que me llamó la atención es que apenas había personas, o personajes, del mundo del arte. Ni críticos, ni artistas, sólo algunos pares de otras instituciones. ¿Es una señal más de que las artes visuales están siendo marginadas, como siempre, a favor de las escénicas? Quizás. O quizás los personajes conspicuos del mundillo del arte de Madrid saben ya de sobra que estos centros tienen poco o nada que ver con el arte de Madrid, con nuestro tejido y con nuestros legítimos intereses. Que por allí no se nos ha perdido nada a ninguno, porque están al servicio de estrategias de representación política, y porque además Ahora Madrid sigue intentando inventarse una cultura popular que justifique la red clientelar que han sido captes de tejer en un par de años (y no son palabras mías, estoy citando a Emmanuel Rodríguez2).

La selección es rara. Correcta, pero sin sorpresas que puedan detonar nuestro entusiasmo. Un poco gris, diría. Tengo mis dudas, en un momento tan delicado, respecto a que haya tan pocos directores de museos que hayan vivido en Madrid, porque esta plaza es compleja y necesitamos interlocutores que nos conozcan y que comprendan nuestros problemas. Sospecho además que algunos centros los van a gobernar en realidad los coordinadores, porque los contratos son cortos, tres años prorrogables, y ya se están organizando porras sobre la duración de los nuevos jefes. La primera baja ha sido en CentroCentro, donde la recién elegida directora dimitió antes de empezar. Durante la presentación, que fue tediosa, cada uno de los nuevos y nuevas directoras nos ofreció un resumen muy breve de su propuesta: apertura, participación, proceso, salir de los muros de la institución y llegar a la calle, interdisciplinariedad… Salvo Ignacio Marín Valiño, director del CC de la Villa - Fernán Gomez, que viene con una propuesta muy concreta de música, los demás eran intercambiables entre sí. Aunque quizás esto sea positivo, porque si ha coincidido que todos vienen con las mismas ideas, la colaboración entre ellos resultará muy fácil.

Me preocupa, de todas maneras, la obsesión con la apertura y la participación. De hecho creo que cualquier persona que siga hablando de arte y participación, colaborativo, etc., debería ser inhabilitada para ocupar cargos públicos. Es un término que se ha vaciado de significado y sirve, como han servido siempre estas figuras institucionales, para ocultar la falta de ideas o, peor aún, la existencia de una férrea censura y el control político sobre la creación. Ya escribí algo al respecto hace tiempo, en este mismo blog3. De lo que no habló ninguno es de crítica, y deberían saber que “el arte contemporáneo (Darío Corberia dixit) será crítico o no será. Es decir, nunca será democrático.”  Y todavía mucho menos hablaron de iniciar un proceso de auto-crítica dentro de estas instituciones, que están ligadas en su mera esencia al proyecto de ciudad de Alberto Ruiz-Gallardón, y formuladas con un muy fino entendimiento de la noción de poder pastoral. De hecho, ninguno habló de iniciar una gran reforma desde dentro, cambiar la estructura, la identidad, de cuestionar sus sistemas de gobierno, del problema de los trabajadores precarios4, o de los falsos autónomos (ellos mismos lo son), los falsos becarios y hasta los falsos subvencionados, sino de rellenar los mismos cascarones con nuevos (?) contenidos. Es decir, apertura, participación, proceso… Parece que el truco de presentar la institución como alternativa a sí misma todavía aguanta.

Si los statements de los directores no ocultaban sorpresa alguna, el de la alcaldesa nos dejó a todos con los ojos como platos, porque empezó pidiendo respeto a las instituciones (¿A las instituciones culturales? ¿Quién puede respetar las instituciones culturales?) y acabó pidiendo un aplauso para sus predecesores, Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Botella, por el precioso legado que nos han dejado.  Y la gente, directores incluidos, aplaudió a Gallardón y a Ana Botella como si fuesen lo mejor que nos ha pasado, no sólo a Madrid, sino a nuestro maltratado tejido creativo. Yo como Alberti, sentí que “era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”.

La tensión a la que me refería al principio debe venir, me imagino, del sector de Ahora Madrid que tiene problemas éticos para aplaudir a los anteriores alcaldes. Yo me mantuve con los brazos pegados al cuerpo, los puños cerrados y ambos dedos corazón enhiestos.

Pero lo más sorprendente de este acto público, aunque restringido, lo que me dejó con mal cuerpo, con un desasosiego profundo, fue que en la silla que ocupaba Manuela Carmena podría haber estado, efectivamente, Alberto Ruiz-Gallardón. O Esperanza Aguirre, o Cristina Cifuentes, o cualquier otro. Y habríamos oído hablar exactamente igual de apertura, participación, proceso, interdisciplinariedad y demás quincalla conceptual al uso. Una vez más, ha sido necesario que algo cambie para que todo siga igual.


[1] https://antimuseo.blogspot.com.es/2015/04/entrevista-ahora-madrid.html
[2] “los nuevos profesionales de la representación —cada quien ponga sus nombres favoritos— solo tienen posibilidad de legitimarse por medio de una política de guiños y cooptación de lo que llaman su "base social". Ahora Madrid cuenta con una masa crítica de oportunistas suficiente para que el dinero público llueva con generosidad sobre los movimientos, también de la peor manera posible: liberados, asesores, contratación de militantes en el ámbito de la "intervención social", cesión de espacios "sociales" siempre con contrapartidas políticas”
https://www.elsaltodiario.com/municipalismo/la-apuesta-municipalista-revision-o-abandono#
[3] https://antimuseo.blogspot.com.es/2015/09/la-crisis-del-arte-de-participacion.html
[4] https://apuntesdeclase.lamarea.com/reportajes/despidos-y-miseria-laboral-en-los-museos-de-la-comunidad-de-madrid/

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